El día 20 de noviembre de 1959 marca la fecha en que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño. Todos y cada uno de los derechos de la infancia son inalienables e irrenunciables, por lo que ninguna persona puede vulnerarlos o desconocerlos bajo ninguna circunstancia.
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